miércoles, 28 de febrero de 2007

La documentacion de Santander Consumer gestionada por Konecta

Quién me iba a decir a mí que al bajar al garaje para estar un rato a solas con mis pensamientos, me iba a encontrar con esto:



Increíble. En un garaje sin ningún control de acceso, la documentación de los clientes de Santander Consumer, ¡los originales!, ¡en cajas!, fotocopia de la cuenta bancaria, del DNI y original del contrato firmado. ¿Saben en el Santander Consumer Finance que la documentación de sus clientes, a la que están vinculados por la ley de protección de datos, se trata así?





Acojonado, he emborronado los datos de los clientes, pero estaban allí:







Las he emborronado, pero hoy por hoy guardo las fotos originales. Vale que nos traten como ganado, ¡pero tratan a sus clientes como si fueran imbéciles!

¡Cajas y cajas! ¿Alguien se imagina lo que podría pasar si algún individuo se pasara por allí (no funcionan las barreras de entrada, están abiertas y puede entrar cualquiera) y cogiera esa documentación, la de cuentas, financiaciones y tarjetas que podría abrir con datos de otros?

Por encima del odio que se le pueda tener o no a Konecta, por Dios, que alguien guarde esos expedientes bajo llave de una vez antes de que haya una legión de afectados.

Esta empresa es un chiste. Un chiste macabro. Un chiste sin gracia.

jueves, 25 de enero de 2007

La suma de cero más cero no siempre es cero


Tres Cantos II, en esa majestuosidad imperial que sólo sabe conferir Konecta.


Belen de... alias “la tragaperras”: rara anomalía empresarial que consiguió mantenerse en la cima de la consecución de objetivos sin mover ni el meñique de la mano derecha. Las más modernas teorías sugieren que la circunvalación espacio-tiempo se curvó en un atajo sináptico inesperado con su aparición de tal modo que cambió el transcurso de la konectahistoria sin despeinarse en absoluto. Su desempeño en la empresa empezó en...
Enciclopedia Galáctica de Konecta.



Mientras todo el mundo aún duerme, Arsenio se levanta. Es un hombre esforzado, lleno de ilusión. Se mete en la ducha intentando no hacer mucho ruido para no despertar a sus progenitores. “Los ronquidos de mi padre podrían serrar troncos”, piensa. Como es un hombre tremendamente ruin y convencido de ello, desayuna las migas de las magdalenas que quedaron prendados en el papel el día anterior. “Es una pena tirar tanta comida, joder, por mucho que tenga que discutir con mi madre”.

Jorge Pocahontas y Fer han ido desde la campaña de Ono a Chile a formar a los trabajadores en el nuevo call-center que la empresa ha abierto allí. “Si es que soy un imbécil, yo entregué el curriculum de pocahontas en RR.HH”. No le gusta que le pisoteen, y se esfuerza en su trabajo. No sabe muy bien en qué consiste exactamente, pero se esfuerza. “Tomo café, relleno archivos de excell, transmito todos los detalles jodidos a los trabajadores... tenía que haber ido yo. Me lo merezco. Tengo los mejores resultados. Tomo más cafés que nadie”.

El ford fiesta renquea sobre la carretera de Colmenar, camino de Tres Cantos. Apura una de las colillas que encontró en el cenicero y mira al frente. Cuando llega el edificio acaba de abrir. Enciende el ordenador y adelanta trabajo, reenvía todos los correos que le llegaron de los coordinadores a los diferentes clientes. “Ah...”, suspira, “me he ganado un buen desayuno”.

La gente empieza a llegar. Empieza el trabajo de verdad: venderse. Arsenio es un completo incompetente, pero sabe muy bien lo que tiene que hacer para disimularlo. Se aprovecha del trabajo de los demás de tal modo que es capaz de asumirlo él mismo como propio. Mientras sonríe a la máquina tragaperras* (era Belén de Antonio... Belén de Arturo... ¿cómo se llamaba?) se hace el recordatorio mental de aprender el nombre de su jefa. “Deberían hacer una carrera en la que aprender este tipo de cosas, le sueltan a uno en el mundo empresarial y tiene que valerse solo...”

- ¿Están enviados los informes de... lo que llevas?**
- Por supuesto, Belén.
- Bien, no quiero errores en... esto.
- No los habrá.
- Vamos a tomar un café.

Es la última vez que vuelve a tocar un ordenador en todo el día, excepto para mirar el catálogo de Ikea buscando unas cortinas a juego con el encaje de bolillos de su madre. Todas le parecen asquerosamente caras. Este vistazo le lleva cuatro horas, en las que permanece tan ensimismado delante de la pantalla que todo el mundo piensa que está absorto en su trabajo. Después se enreda en un juego fascinante en flash en el que hay que meter huevos en sus nidos... y cuando quiere darse cuenta, son las nueve de la noche. Al salir del edificio se encuentra en la puerta con el vigilante.

- Un día duro, ¿eh, jefe?
- No puede hacerse a la idea. ¡Ah, que afortunado es usted que no tiene más responsabilidad que cuidar la puerta!
- Tiene razón, jefe, no puedo aunque lo intente.

Ya en la calle intenta recordar, doce horas después, dónde aparcó el maldito coche.



* Sobre el origen del apodo hay dos corrientes diferentes y encarnizadamente opuestas. La primera defiende que “tragaperras” viene por todo lo que ingresa simplemente por permanecer inmóvil contra una pared, la segunda, sin embargo, apuesta por pensar que es por cómo se le mueven los ojitos como las ruedas de la máquina al ver una moneda de cincuenta céntimos. Últimamente, sin embargo, está surgiendo una corriente conciliadora que sostiene que es por ambas cosas, y gana acólitos con fuerza. En cualquier caso, la discusión continúa ferozmente abierta.
** La tragaperras es abiertamente conocida por su incapacidad crónica. Cuando quiere saber si las cosas van bien, simplemente le pregunta a cada uno si ha hecho lo que tenía que hacer. No tiene ni idea de en qué consisten esas cosas mundanas que sus subordinados hacen, así que se limita a proferir vaguedades. Sigue la misma práctica en las reuniones con los directivos de la empresa y en las reuniones con los clientes, con una apabullante fortuna hasta el día de hoy y en contra de cualquier teoría sensata de la lógica, sea esta empresarial, de enunciados, de predicados, de conjuntos o simplemente de andar por casa. Descartes andaría a cabezazos con la estufa si levantara la cabeza y le diera, en un brote psicótico, por analizar su caso.

A defender lo imposible, Vinuesa



"Nosotros nos atenemos a la legalidad", dice.

Lo ví en telekemados.

martes, 23 de enero de 2007

Por si quedaban dudas de que se van, se van y nadie hace nada...



Mientras que tanto las empresas nos intentan convencer de que nada se larga fuera, cada vez más y más pistas marcadas con chalecos amarillos nos dicen lo contrario. Se deben creer que somos tontos. Una panda de tontos sin conocimiento.

A mí no me importa que el negocio se mueva a donde es más barato, porque soy de los que piensan que lo más cerca que estamos de la renovación, y que estaremos nunca, es el colapso total. Lo que me jode es que me mientan. Quizá sea el único. Que me mienta la empresa lo entiendo, es lo suyo. Pero con tanta flema... con tanta impasibilidad...

Esklavos de Konecta


Varios motivos me llevan a hacer esto, ninguno de ellos confesable por su baja estofa.


Ahora mismo Konecta se encuentra en un momento candente. Por un lado las futuras fusiones con otras empresas del grupo amenazan la tranquilidad de todos (de los teleos, pero también del personal de estructura, me temo...). Por otra parte, el día 17 se celebraron las elecciones parciales en BTO, en las que estaban en juego dos delegados. CC.OO ha conseguido más de la mitad de los votos, UGT ha ido a congelar los tórridos fuegos del averno y CGT ha entrado con fuerza en el cenáculo de rojillos titiriteros (ok, bromas aparte, todos ellos son nuestro único escudo contra el dream team de la esclavitud, más conocido como RR.HH). Un delegado para CC.OO, otro para CGT y un par de sugus a la inoperancia para los UGTistas, que sonrieron con sus caramelos y se fueron a hacer la compra. “No solo de votos vive el hombre, joder”, iban murmurando entre dientes. No podían hacer otra cosa.


Por otra parte el tema de la externalización nos traerá de cabeza, con centros en Chile y vaya usted a saber dónde, además de Marruecos, Argentina, Bollullos de no sé qué, Almendralejo y Avilés. Y nosotros, trabajadores de Konecta, ¿qué vamos a hacer al respecto?


Pues ni idea, pero al menos quiero que quede todo escrito en alguna parte para los anales (sic) de la historia. Para que si alguien quiere saber de donde viene esta multinacional que se comió el mundo en un futuro posible sepa algo más de lo que se dice en la webecilla de la empresa.


Comienzo mi andadura (en un barco, mi derrota) con la foto de las hormigas publicada en la web de CC.OO, que podemos encontrar en vivo y en directo en la recepción del edificio del Av. De la Industria. Me parece relevante para mostrar la impresión que quieren dar de nosotros: hormiguitas laboriosas que generan pingües beneficios al cliente... y a Konecta. Verlo todos los días al entrar me parece insufrible.


PD: también, no puedo negarlo, teleoperadora fue uno de los motivos primordiales de empezar con esto; el otro fue una web que duró muy poco que se llamaba como esta, esklavos de konecta, de la que hoy queda esto, nada; también es el nombre de uno de los foros de la web de CC.OO (también vieron aquella página). Es pasmosa la soltura que tiene teleoperadora a la hora de describir los atropellos que sufrimos los teleoperadores cada día. En el convenio de telemárketing se olvidaron poner una buena colección de semáforos y pasos de peatones... y hubiera sido más que necesario. ¿Ideas para un cuarto convenio?, pues toma: que pongan semáforos y pasos de peatones. Que nos matan, que nos matan atropellaos...